jueves, 20 de febrero de 2020

Abandono del congreso

Por lo que veo en la televisión, oigo por la radio y leo en la prensa, llego a la conclusión de que el circo que hay en la Carrera de San Jerónimo, conocido como la casa el pueblo español o más vulgarmente como el congreso de los diputados y diputas, se parece más a una merienda de negros que a un sitio en donde se deben de tratar y de solucionar los problemas de la plebe, es decir, de los ciudadanos de este país de risa, conocido como España porque de alguna manera hay que llamarlo. Pues bien, en un periódico cualquiera de tirada nacional, y hasta ahí puedo leer, me encontré con una noticia que ni me sorprendió ni me alegró, por la simple razón de que la política y todos y todas, que ganan un sueldo dedicándose a ello, me importa lo más mínimo. Resulta, que la noticia decía que los agricultores ante el desprecio de Casado y Abascal sobre el tema del campo, es simplemente una vergüenza. Si me permiten los agricultores, yo diría que ante todos los problemas en general. Pero les cuento. El miércoles de la semana pasada, sus señorías parlamentarios y parlamentarias, se dignaron a empezar la legislatura. Y para sorpresa de los medios de comunicación, no hubo ninguna cuestión sobre las pensiones, la sanidad o la educación, que son los problemas reales que tiene la sociedad española. Lo que si hubo, fueron seis preguntas y una interpelación urgente sobre Venezuela. De este modo, la oposición ha conseguido que el encuentro de José Luis Ábalos con Delcy Rodríguez en Barajas se haya convertido en el eje central de la primera sesión del control al Gobierno, como si eso nos importara a los españoles. Pero lo peor de todo fue, que una vez terminado el debate sobre el país latinoamericano, justo cuando le tocaba el turno al sector frutícola, se produjo una sonora desbandada del Partido Popular y Vox en el Hemiciclo, como si este problema no fuera con ellos, como si sólo valiera la foto con los agricultores para demostrar que se está con ellos. En fin, se conocen a las personas más por sus actos que por sus palabras. En definitiva, la derecha abandonó el Congreso. Santiago Abascal, que en los últimos días hacía bandera de la defensa de ganaderos y agricultores y se fotografiaba en sus manifestaciones, abandonaba el congreso. Pablo Casado tampoco estaba en su escaño, imitando así a la amplísima mayoría de sus compañeros de filas, abandona el congreso. Y así uno tras otro abandonan el congreso, porque cuando de verdad hay que hacer algo por los ciudadanos, se abandona el congreso y así nos va a los desdichados ciudadanos, que no tenemos la culpa de nada (bueno sí de ir a votar y de votarlos a ellos), pero que somos los que al final nos tragamos sus tropelías. Es una vergüenza, como dicen los agricultores, pero que se hace expansivo a casi todos los gremios. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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