miércoles, 2 de febrero de 2022

Huelga eclesiástica

Topares es una pequeña pedanía de la provincia de Almería dependiente del municipio de Vélez-Rubio, en el cual ha pasado una cosa muy curiosa, y es que cuando la Iglesia deja a un pueblo sin bar, los vecinos protestan sin ir a misa. Sí queridos blogueros, así ha sido. Sin ir más lejos, el otro día fue San Antón y por primera vez en 100 años no se hizo la procesión. O sea, una huelga eclesiástica en toda regla, y eso es lo que me ha llamado la atención de esta noticia. Y es que, desde hace meses se mantiene una pelea con el obispado de Almería. El problema, un local que la Iglesia inmatriculó como suyo, pero que fue construido por los vecinos del pueblo a principios de los 50 y que desde entonces ha sido el centro de su vida social, cultural e incluso política. Los albañiles que había en el pueblo se iban los sábados y trabajaban en él, otros ayudaban en la obra con lo que sabían hacer, otros ponían materiales, otros dinero... y así se empezó a construir la manzana de la discordia, que con los años añadió un teleclub, un tanatorio y una pequeña oficina bancaria. También hay otra pequeña sala a la que una peluquera acude los sábados. A cambio de la instalación, entrega 100 euros al año a la hermandad que gestiona la propiedad. Pero ahora el Obispado por causas que no comentan, dice que es suyo. La Iglesia quiere las llaves, aunque promete que les dejará usarlo. Sin embargo, el alcalde pedáneo no se fía del obispado, por lo cual me surge la pregunta, ¿por qué será?. El Obispado ha reclamado las llaves del centro social y ha presentado una denuncia por usurpación. El Obispado de Almería asegura que lo registró en 1993, aunque los vecinos lo fechan en 2014 y se acaban de enterar Al parecer, allí vienen los reyes el 5 de enero, se hacen las representaciones del grupo de teatro del pueblo, se juegan partidas de cartas o dominó por las tardes y, hasta hace una semana, había bar. Pero el encargado del bar, se ha ido después de ser denunciado por la iglesia, que también ha demandado al pueblo y a la hermandad local, "Ánimas de Topares", que se encargaba de la gestión. Para alguien de una ciudad, o de un pueblo grande, es difícil de entender, porque ellos, si no se pueden reunir en un local, se reúnen en otro, pero en Topares, al no haber nada un poco amplio, sólo tienen el salón social, por lo cual, se han levantado en rebelión con la Iglesia, ya que, según los vecinos de ese pueblo, no pueden cerrárnoslo ni quitárnoslo. Como ven, problemas reales de la gente real que sólo les preocupa su lugar de ocio y que ahora la ambición eclesiástica quiere quitar. Pero la solución de los vecinos ha sido genial, NO ACUDIR A MISA y dejar plantado al cura. A lo mejor deberíamos de aprender de estas personas. Laus deo. España, año 2022. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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