lunes, 7 de febrero de 2022

Bancos inmorales

Todo tiempo pasado fue mejor. Se podría pensar que esta frase solo tiene vivencia en tiempos pretéritos, pero no. Lo bueno pasado está y lo que estamos viviendo es de una inmoralidad e indecencia tan grandiosa que uno que ya lleva tiempo peinando canas, no tiene más remedio que mirar hacia atrás para después ver lo que pasa actualmente en los bancos de nuestro entorno. Antes, sus empleados eran personas consideradas a sus clientes, eran amigos, se creaba una amistad y cariño conmensurable hacía sus paisanos, muchas veces los he visto a los empleados bancarios rellenar algunos impresos tanto para sus cobros como para sus ingresos. Lo dicho, la atención al cliente sobresalía en estos oficinistas. Ahora, con esto del Covid, me parece que han tenido el atrevimiento de insuflar e hinchar de una inmoralidad que, bajo las directrices bancarias, crea una desigualdad inoperante entre algunos clientes, me refiero a los mayores, a los jubilados que en su gran mayoría van al banco para sacar fondos para sus pagos habituales del mes. Los bancos están cerrados a cal y canto para hacer las diligencias bancarias, dicen que es debido a esta pandemia que nos han traído los chinos. Hay que esperar colas de más de, a veces, una hora para entrar en el banco, una vez que sale el cliente anterior. Este verano he visto como los clientes lo pasan muy mal, callados, como si fuese normal esta inmoralidad que antes comentaba. En su parte, son mayoría los jubilados que no han tenido acceso a las máquinas expendedoras, cajeros que tienen puerta arriba o puerta abajo estas financieras para sacar su dinero. Se las ven y desean puesto que, por su condición que le viene por muchos acontecimientos que tuvieron en sus vidas. Se las ven y desean para poder hacer sus reintegros, como he dicho antes, sus honorarios de sus jubilaciones. Yo los he visto, tanto en el verano pasar calores asfixiantes y, cómo no, los fríos y los aguaceros torrenciales del invierno. Y en otros casos, han cerrado muchas sucursales, teniendo que hacer un largo camino para buscar su sucursal, como le ha pasado a Caja Sur. La inmoralidad de los bancos creo que no tiene límites, puesto que sus clientes, en su mayoría son jubilados. Personas que llevan más de 70 años, como el que firma esta misiva, donde sus padres, le facilitaron una cartilla de la Caja de ahorros y Monte de Piedad del Sr. Medina que, en su mayoría, estoy seguro, fueron sus primeros clientes sus padres o en su caso sus abuelos. Los bancos han olvidado de dónde vienen, se han olvidado hasta convertirnos en desconocidos con muchos recuerdos en común. El mundo actual se baña en un cinismo tan grande que nos hace a todos ser esclavos logrando con ello ser cautivos de su propio mal. Y todo lo anterior, bajo la tutela del gobierno y del Banco de España, que no se olviden este par de matices. España, año 2022. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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