viernes, 17 de mayo de 2019

Esperpento de justicia

Todos sabemos que en este país en el que habitamos, conocido como España porque de alguna manera hay que llamarlo, la justicia deja mucho que desear. La justicia en su conjunto, es decir, desde las salas más pequeñas de cualquier ciudad o pueblo de España, hasta las salas de los grandes tribunales que hay en la capital de España. La justicia no es para nada igualitaria, ni es para nada imparcial. No es igualitaria, porque para un mismo caso la interpretación que hace un juez puede diferir mucho de la que diga otro, y casos de esos hay un montón en los juzgados, en casos de homicidios, en casos de violencia de género, en casos de cualquier tipo. Y no es para nada imparcial, porque depende de quién seas, del dinero que tengas y si tienes más o menos poder, la justicia actúa de una manera o de otra. Los que queremos hacer una vida normal, ya saben, trabajar, disfrutar de la familia, tomar alguna cerveza con los amigos y porque no, los que gustan de ver algún que otro debate político y siempre en base a unos principios establecidos, además de ir a votar cada cuatro años, más o menos, diariamente y desde hace ya mucho tiempo, están obligados a encontrarse en los medios de comunicación y como tema estrella, el separatismo catalán en sus inagotables vertientes. Casi desde el primer día de aprobarse la Constitución, los políticos que son los representantes nuestros y elegidos por el pueblo, no han dejado de prostituirla. Lo han hecho de todas las maneras posibles, por delante y por detrás, con nocturnidad y a las claras del día, de tapadillo o con luz y taquígrafo. Aprobando leyes sobre leyes del todo inconstitucionales para tapar su degeneración. La impunidad que saben les asiste, ha sido determinante y salvo en muy contadas ocasiones, si al final cogen a alguno con la mano en la masa, la recompensa recibida lo habrá merecido. Evidentemente esta situación ha sido propiciada por el poder judicial, que es elegido por los partidos políticos, que no se les olvide este detalle, que no la justicia. Un poder que a pesar de que la Constitución salvaguarda la neutralidad del mismo, los mencionados con anterioridad y ya hace mucho, se preocuparon de tutelarlo. Los jueces que componen el T.S.J. en teoría son amantes de la justicia y profesionales de acreditado prestigio a pesar de tener reconocido sus tintes ideológicos desde el momento en que son nombrados por los partidos políticos, no son simples burócratas. Reconozco la indolencia del pueblo español pero señores jueces, se han meado en el pueblo. Puede que la ley ampare sus decisiones, pero además saben que muchas de esas decisiones ni caben en un estado de derecho ni deben estar amparadas por la justicia. El último esperpento de esta justicia que tenemos, es dejar que un fugado de la misma, se presente a eurodiputado, que ya es el colmo de las resoluciones judiciales. Pero la justicia está politizada completamente, y eso le da un toque de asquerosidad que cada vez va a más y hace que muchos españoles, ya no tengan fe en ella. Y así nos va. Una pena, pero es la cruda realidad. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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