jueves, 23 de mayo de 2019

Al trullo

La semana pasada, nos dieron una gran alegría. Otra de tantas a la que estamos acostumbrados nos den los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En este caso concreto, fue la Guardia Civil la que nos dio la alegría. Por supuesto, gracias al apoyo de la policía francesa, que permite que agentes españoles puedan realizar su trabajo sin impedimento alguno, es decir, lo que se conoce como colaboración. Pero vamos al grano, después de empaparme del historial y de la noticia de este tipejo sin escrúpulos. El terrorista José Antonio Urruticoetxea Bengoetxea, más conocido como Josu Ternera, llevaba más de 17 años fugado de la justicia española, y de la francesa. Ésta última lo andaba buscando para cumplir una condena de 8 años, y ahora una vez detenido, la cumplirá. Este asesino, vivía solo en un refugio de montaña entre pistas de esquís cerca de la localidad de Saint Gervais les Bains, en los Alpes franceses, hacía deporte habitualmente y llevaba en el momento de su detención 4.000€, seguramente para sus gastos diarios. Josu Ternera, de 68 años, realizaba una actividad física continua, sobre todo marchas por la montaña, razón a la que atribuyen su condición física y evidente delgadez, y los que entienden del tema, rechazan que el exjefe de ETA esté gravemente enfermo y sometido a un tratamiento oncológico periódico como se dijo en un primer momento. En el momento de la detención en un aparcamiento de un centro médico en Sallanches a manos de agentes de la DGSI francesa y del Servicio de Información de la Guardia Civil que le seguían la pista, Ternera trató de explicar en francés que se trataba de un error (como siempre) para despistar a los agentes, aunque finalmente no ofreció resistencia y fue esposado. El etarra no iba armado. El arresto, uno de los principales retos de los servicios de información españoles y franceses, ha supuesto un subidón de adrenalina para los agentes que lograron identificarlo y arrestarlo. A los policías franceses se les puso la piel de gallina por participar en un desafío de ese calibre. Una vez conseguido este objetivo, la Guardia Civil sigue trabajando en la lucha contra ETA en tres líneas fundamentales: la localización de quienes tienen condenas pendientes, la resolución de los crímenes sin resolver y la investigación de la disidencia contraria a la disolución de la banda. Menos mal que la Guardia Civil está ahí, menos mal que la policía francesa está ahí, porque gracias a ellos, asesinos como éste algún día caerán en manos de la justicia. No como los que están al otro lado del Atlántico, como de Juana Chaos, que sigue vivito y coleando en la Venezuela querida por algunos dirigentes políticos morados de este país, y los cuales no han dicho todavía nada de la detención de Josu Ternera. Y luego analizan los descalabros electorales, los muy desgraciaos. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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