lunes, 13 de mayo de 2019

Creciditos

Están creciditos los indepes secesionistas. Los resultados de las elecciones generales en Cataluña les han otorgado a ERC 15 diputados, para que Rufián&Company, sigan haciéndonos reír con sus ocurrencias parlamentarias. Los restos del naufragio de la otrora todopoderosa Convergencia ha logrado 7 escaños y el Front Republicá se ha quedado sin representación en el Congreso. ERC, la formación que dirige Junqueras (que sigue encarcelado, no se les vaya a olvidar ese pequeños detalle) con mano firme hacia la independencia, ha obtenido más votos y escaños de los que nunca soñaron tener cuando el PSC e Iceta los sacaron en 2003 de la indigencia intelectual y moral en que sobrevivían desde el inicio de la democracia, convirtiendo a Carod-Rovira en vicepresidente de la Generalidad, entregando a Benach la presidencia del Parlament y a Bargalló la consejería de educación. Además, les propuso como objetivo de legislatura redactar un proyecto de Reforma del Estatut abiertamente confederal que fue aprobado en septiembre de 2005 y pretendía convertir a la Generalidad de Cataluña en un Estado independiente de facto, con una hacienda y un sistema judicial independientes. A día de hoy, lo que se ha conseguido ha sido dividir a la sociedad catalana, que muchas empresas se marchen de Cataluña, y que haya mucho odio hacia ciertas ideas políticas. Algún observador atento objetará que la consejería de Educación la ocupó a partir de 2006 el hermanísimo del president Maragall, pero basta con constatar la firmeza con que Ernest impidió la aplicación de la cuarta hora en castellano en los ciclos de enseñanza primaria, cuando la ingenua ministra Cabrera aprobó los decretos de enseñanzas mínimas, y su incorporación a las filas de la rufianesca Esquerra para comprender que la diferencia entre republicanos y nacional-socialistas era meramente táctica. Por si alguien alberga alguna duda respecto al carácter nefasto de los gobiernos tripartitos presididos por Maragall y Montilla (tanto monta, monta tanto), quiero recordar que fue entonces cuando la Generalidad empezó a multar a las empresas por no rotular en catalán, promovió y financió la primera gran manifestación contra una institución del Estado (Tribunal Constitucional), y se iniciaron oleadas de consultas por la independencia en municipios catalanes, gobernados en algunos casos, por el PSC. Lo dicho, los secesionistas andan muy crecidos estos días amparados por sus consejeros, sus asociaciones y sus sindicatos, en tanto que los constitucionalistas residentes en Cataluña se sienten cada día más abandonados por un Estado empeñado en mirar a otro lado y no poner coto a una insurrección de cariz cada día más represivo y totalitario. Han mudado sus sedes sociales las principales empresas catalanas y pronto tocará hacerlo a las personas objeto de exclusión y persecución. Dios nos libre de Sánchez, de sus fiscales y abogados del Estado, y también de Bergoglio y sus arzobispos. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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