lunes, 27 de diciembre de 2021

El combate

Bien conocido es el rifirrafe entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño en el gobierno. Por lo más simplón, hay pelea, combate y alejamiento. Es lo que tenemos. Pero el último combate viene por colgarse la medalla del acuerdo de la reforma laboral, que es ya lo último. En vez de gritar a los cuatro vientos el logro, se pelean por apuntarse el tanto de una reforma que no ha sido tal, ya que los retoques de la misma han sido mínimos. Las ministras de Asuntos Económicos y de Trabajo valoran por separado el acuerdo con los agentes sociales para reformar el mercado laboral y por ese motivo, las dos responsables han mantenido importantes enfrentamientos en los últimos meses por la coordinación y límites de las negociaciones. Empezaron tres y acabaron cuatro. Las negociaciones para reformar el mercado laboral arrancaron la pasada primavera con tres interlocutores: sindicatos (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo) aunque no estaban todos, patronal y los técnicos del Ministerio de Trabajo. Tras meses de tiras y aflojas, a la foto final del acuerdo se ha incorporado una protagonista más: la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, la cual decía en un video enviado para destacar un acuerdo histórico, que todas las partes hemos trabajado intensamente y con una voluntad constructiva para poder llegar a un buen acuerdo. El momento de mayor tensión en este combate, llegó a finales de octubre, cuando, mientras se intensificaban las negociaciones con los agentes sociales, la responsable de Trabajo aseguró con dureza que había una parte del Gobierno que no quería que se cambiaran las relaciones laborales. Un ataque hacia Calviño, aunque sin citarla directamente, tras la decisión del Ministerio de Economía de suavizar las propuestas de limitación de los contratos temporales. La vicepresidenta primera respondió, en numerosas ocasiones, defendiendo el compromiso de todo el Gobierno con la reforma laboral. Las diferencias entre las ministras de Economía y Trabajo, llegaron a incluso a salpicar al líder de los empresarios, Antonio Garamendi, que llegó a afirmar que no entraría en el juego de si quiero más a papá que a mamá. En fin, es lo que tenemos. Pero juro a ustedes por el cetro del dios Pichimichi que lo que les he contado es cierto. Aunque comprendería que dudasen, porque en un país normal, algo así sería imposible. Pero recuerden que éste no es un país normal, sino España, un lugar donde todo disparate, por gordo que sea, tiene su asiento, y en donde colgarse las medallas de algo que es positivo, lleva a hacer el ridículo más espantoso a todas las partes involucradas. Es lo que tenemos, como pueden apreciar ustedes, queridos blogueros. Pese a quién pese. España, año 2021. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

 

 

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