miércoles, 2 de septiembre de 2020

Que dios nos proteja

Hay días en los que tras ver la tele, mirar los periódicos o escuchar la radio, cualquiera que pueda hacerlo, se pregunta qué hace aquí en vez de estar viviendo en otro sitio. Pues, como dijo no me acuerdo ahora quién, cuando un tonto sigue un camino, se acaba el camino pero sigue el tonto. Y como dijo otro (que tampoco me acuerdo ni tengo ganas de levantarme a mirarlo), a un tonto no hay manera de convencerlo de que deje de serlo, porque para eso hay que bajar a su nivel. Y en ese nivel, los tontos son imbatibles. Sobre todo en España. Y les hablo de ZPedro, este presidente que tenemos la mala suerte de tener y de mantener y que ha regresado (ojo, tres días antes, ¿eh?) de sus vacaciones con su rostro de hormigón bronceado y de pasearse con el falcon de un sitio a otro. Claro que todo el mundo tiene derecho a unas pequeñas vacaciones, pero cuando es él, el presidente del gobierno de esta descojonación de país conocido como España porque de alguna manera hay que llamarlo, el que nos pidió sacrificios para salir de esta, y es él el que menos ejemplo da, junto con sus veintitantos ministros, pues para criticarlo, así a pelo y sin despeinarnos. Los acontecimientos mandan y hay que sustituir el recuerdo que venía ocupando mis reflexiones del mes de agosto por la actualidad que da por terminado el verano ante la precipitada vuelta a la actividad política. Así pues, el buenista, moderado y salvífico Fray Falconeti, deja descansar el Falcon que lo transportó hasta los palacetes de La Mareta en Lanzarote y Las Marismillas en Doñana, con escala intermedia en Palma de Mallorca donde fue a despachar con el Rey (no al revés, como sería lo lógico), y darnos su primera homilía del nuevo curso político en otra rueda de prensa a su manera, de una 1H y media de duración, al finalizar el primer consejo de ministros. Vino a decirnos, que ha tenido que acortar sus vacaciones porque sino España se va al garete. Dijo también con su tono angelical difícilmente descriptible por escrito y un nuevo brindis al Sol, que en el ejecutivo están decididos a apoyar a cualquier presidente autonómico, poniendo a su disposición a las Fuerzas Armadas y sus rastreadores. No debe tener buenas intenciones cuando empieza con una loa así, echó balones fuera descargando sobre ellas las actuaciones ante lo que parece un adelanto del rebrote de la pandemia previsto para otoño. Mientras, sus subordinados de gobierno y partido, así como sus medios de comunicación afines (es decir, casi todos), no dejan de atacar a las gobernadas por el Partido Popular, especialmente Madrid, el enemigo a batir, que desde marzo se viene adelantando con sus medidas a las de esos comités de expertos (¿fantasmas?) que asesoran al desgobierno, la última con las publicadas para la apertura del curso escolar. Se presenta un otoño muy calentito. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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