martes, 1 de septiembre de 2020

El pellejo fino

Este verano, los marqueses de Galapagar, sufrieron jarabe democrático. Y como siempre ocurre en estos casos, y según ellos por supuesto, unas hordas de personas fascistas y de la ultraderecha más radical, hicieron pintadas y los acosaron, según ellos, mientras intentaban disfrutar de sus vacaciones pijas, en Asturias. Como no podía ser de otra manera, los marqueses de Galapagar tuvieron que suspender sus vacaciones por miedo a que estas hordas de energúmenos fascistas les amargaran más de la cuenta. Cabe recordar, que estos marqueses llevan guardaespaldas pagados por todos los ciudadanos, incluyendo a las hordas fascistas y ultraderechistas que pagan sus impuestos para que esto sea posible y por supuesto, para que también les dé derecho a protestar, aunque a los marqueses de Galapagar y a toda su tropa comunista, no les gusten ciertas actitudes, cosa que cuando ellos lo hacían, no pasaba nada y lo llamaban jarabe democrático. No tardo el marqués de Galapagar en colocar en Twitter su opinión al respecto con un tuit más que llamativo. Éste decía lo siguiente: “No hay derecho a que mis hijos tengan sus sufrir las consecuencias de las tareas políticas de sus padres”. Y por supuesto, estoy 100% de acuerdo con él. Hay cosas de la que los niños no tienen culpa. Pero cabe también recordarle a este personaje, que ni los hijos de Soraya Sáenz de Santamaría, ni los de Cristina Cifuentes, lo mismo que los hijos de los Guardias Civiles en el País Vasco o Cataluña, no lo vimos alzar la voz en estos casos y otros más. En definitiva, los hijos de nadie se merecen ver y aguantar ciertas cosas por culpa de sus padres. Y cabe recordarle que sus niños son como los de todos. Este marqués debe aplicarse al cuento la próxima vez que se le ocurra no respetar a los demás pidiendo jarabe democrático. De todas formas, condeno cualquier tipo de acoso por ideología, sexo o religión…. a diferencia de otros (entiéndase podemos y todo su círculo de coleguillas), que cuando les toca a ellos tienen el pellejo muy fino, como se puede apreciar. Muchas veces se recoge lo que se siembra, y este caso es un ejemplo de eso. Ellos fueron los impulsores de esta forma de atacar o mandar atacar a los que no les gustaban, simplemente por pensar diferente, por no soportar su ideología política y porque ellos creían que iban a conseguir doblegar voluntades, cosa que no consiguieron. Sin embargo, se lo hacen a ellos, y son los primeros en poner el grito en el cielo, en llorar por los que les pasa y encima no denuncian estos acosos o escraches a los que están siendo sometidos, según siempre ellos. Ahora les toca ajo y agua, como buenos españoles que son. Y sino les gusta lo que implica su cargo público, pues siempre tienen la opción de dimitir, aunque eso seguramente no estará en los planes de los marqueses de Galapagar, ahora que viven como casta y la marquesa de Galapagar posa para las revistas del corazón con todo su arte. Es que nos pasa poco, para lo que tenemos. Vaya tela. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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