miércoles, 9 de septiembre de 2020

Las colecciones

Septiembre, mes que nos recuerda que se terminan las vacaciones, mes de empezar a trabajar para muchos, mes de empezar el colegio, mes de la vuelta al gimnasio, mes de iniciar nuevos proyectos, mes de volver a ver a nuestra indeseable casta política, mes de volver aguantar a nuestra insufrible chusma política diciendo gilipolleces, mes de volver a ver como nuestra chusma política sigue tirándose mierda unos a otros sin solucionar nada y mes por excelencia de los coleccionistas que empiezan las colecciones y que pocos terminan, ya que son larguísimas. Las cadenas de televisión por estas fechas nos inundan con innumerables anuncios de colecciones de todo tipo, desde la colección de coches militares, pasando por la réplica del coche fantástico, pasando por supuesto por las novelas eternas y pasando por otra que es la de los coches del campeonato del mundo de rallye. Pero las hay de todo tipo y para todas las edades. El coleccionista empieza con ganas, pero va perdiendo la ilusión poco a poco, ya que muchas son eternas y llenas de piececitas semanales que hacen que te aburras y que al final forman un cuerpo humano, por poner un ejemplo clásico, que terminará en un rincón de una casa, para quitarle el polvo y que al cabo de los años, terminará en la basura. Pero una vez enganchados a la colección correspondiente, vemos que la ésta no acaba nunca (se lo recuerdo para que lo tengan en cuenta) y cuándo nos damos cuenta, vemos que nos hemos gastado un dineral y todavía nos falta la mitad de la colección. Porque esa es otra, el precio. Casi todas las colecciones empiezan con un precio muy atractivo, muy barato para enganchar al coleccionista o futuro coleccionista. Pero en el anuncio, la letra pequeña que nadie lee, es donde se encuentra la chicha, el quid de la cuestión de la verdadera dimensión de la colección en sí. Con la llegada del segundo fascículo, llega la sorpresa, y vemos como casi quintuplica el precio del primero, quedándose ya la colección en su precio real, en al auténtico y viendo también con sorpresa, como la colección tiene 100 fascículos (está exagerado el dato), que se hacen interminables y caros. Como todos los años pasan y como pasa con todos los nuevos propósitos, hay que tener mucha fuerza de voluntad para continuar y terminar esas colecciones, y por supuesto tener la pasta necesaria para financiarla, con lo cual se juntan dos cosas que muy pocos españoles tienen, con lo cual muchas de estas colecciones terminaran abandonadas y olvidadas en los almacenes de las editoriales, esperando el siguiente año para desempolvarlas para intentar endosarlas a futuros coleccionistas. Y así es y será durante años, o esa es mi impresión viendo el panorama que cada año nos muestran. Es lo que tenemos. Ánimo a los coleccionistas. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida.
 
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