viernes, 27 de marzo de 2020

El payasete

Llevo muy mal el no poder desayunar en el bar de mi amigo Pacorro, un bar como los de toda la vida, como dios manda, con sus albañiles, sus moscas y sus borrachos de plantilla, pero es lo que nos toca, y hay que ser responsables aunque nos cueste. Los periódicos los leo vía internet, pero no es lo mismo, ya que falta el ambiente de la barra. Pero volverá, ya lo creo. Pero menos mal que a los payasos los tenemos activos, aunque sólo sea en el circo de la Carrera de San Jerónimo, conocido como congreso de los diputados. La semana pasada, el chistoso real del reino, el conocido como Rufián, embistió sin mucho pudor al ejecutivo por las medidas tomadas contra pandemia, tildándolas de llegar tarde y mal. El virus no entiende de territorios, dijo este visionario payasete, pero sí de estadísticas, continuo para terminar la evidencia. Pero la mejor frase lapidaria que utilizó fue la siguiente: “TENEMOS EL PAÍS EN LA UCI Y EL MÉDICO SE ACABA DE ENTERAR”, toma del frasco, Carrasco. Siguió su ataque hacia el gobierno que apoya, que no se olvide este dato, diciendo que España es el cuarto país con mayor número de infectados, y además el republicano aseveró que la demora y la incompetencia no comporta pérdida de votos, sino de vidas y exigió (cágate lorito), a los grupos políticos que abandonen sus miserias porque esto no va de quién lo cuenta mejor, sino de quién lo hace mejor. Y en este punto y si me permiten la discreta chulería, le voy a recordar a este payasete de descendencia andaluza, que él y sus amiguetes los indepes catalanes, no lo han hecho nada bien, ya que congregar a miles de catalufos en Perpiñán para adorar o para chuparle el culo al fugitivo de Puigdemooort, a la graciosilla de Ponsatí y al fugitivo Comín, pues la verdad, bien hecho, bien hecho no está. Cabe recordarle también, la insistencia de su grupo parlamentario y de él mismo, del gobierno catalán y del ayuntamiento de Barcelona, para que no se aplazara el Mobile, cosa que al final los organizadores hicieron para no expandir el coronavirus. Como se puede apreciar, las lecciones de este payaso deben de ser las justas, y por supuesto, darles de lado, como se está haciendo. Pero hay que reírse y viendo a este personaje en el palco del circo parlamentario, pues la verdad es más entretenido que ver otros programas televisivos, que ya es mucho. Para terminar, el payasete de Rufián cerró su intervención con una advertencia al otro gran asunto que ha sacudido los cimientos del Estado, el repudio de Felipe VI a la herencia, cuando se dé, de su padre, Juan Carlos I, un aviso a los que han usado esta crisis sanitaria como cortina de humo (según él y muchos más), investigaremos hasta el último euro de corruptelas con sátrapas saudí sean pretéritos, eméritos o futuros. Y es lo que debería de hacer, pero cuando todo esto acabe. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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