viernes, 12 de junio de 2020

Otro fraude

Hay instituciones en las cuales sus dirigentes defienden a los trabajadores, pero por otro lado montan empresas para defraudar a esos trabajadores quedándose con la pasta que va dirigida a ellos para su formación. Y no estoy hablando esta vez de Andalucía, aunque los actores sí que sean los mismos y sus máximos dirigentes sigan a día de hoy chupando de la vaca del estado y sentados todavía en sus sillones, disfrutando de mariscadas, de putas y de otras sustancias. Resulta, que la Guardia Civil descubre otra estafa de 30.000.000€ en los sindicatos (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo) CCOO y UGT en cursos de formación. Esta nueva trama, tiene su origen en Extremadura. Pero las conexiones con empresas ligadas a los sindicatos (ojo al detalle, empresas) a escala nacional, hacen pensar a los investigadores que el escándalo no se limita a esta comunidad autónoma en concreto. La corrupción, según consta en la denuncia interpuesta ante la Fiscalía Anticorrupción y que ya se investiga, se centra en un fraude cometido en la facturación por fondos de formación de la patronal extremeña. Pero hay testimonios que abren el abanico a varias décadas, ya que las primeras declaraciones han asegurado que la práctica era la misma que se había realizado siempre, lo cual lleva a pensar, que la normativa imperante para las convocatorias de 2008 y 2011 estaban reguladas por el mismo decreto de 2008 del ejecutivo socialista. Un decreto que estuvo en vigor hasta que en 2012 el gobierno de Monago decidió suprimirlo. Por eso, los investigadores temen que ese decreto (el del 2008) simplemente plasmase el modelo deseado por los propios sindicatos, con lo que el dinero defraudado se puede extender prácticamente sin limitación en el pasado más reciente. Todavía habrá gente que defienda a esta gentuza. Y me parece bien, ya que cada cual las hemorroides las sufre en silencio. Pero lo que no se puede negar, es que estos truhanes, se están haciendo de oro gracias a los trabajadores a los cuales ellos dicen defender, y no por las cuotas que están cobrando, porque eso sería imposible, ya que afiliados tienen los mismos que feligreses las iglesias, sino por todo lo que mangonean y choricean a su antojo de unos fondos que manda Europa, los cuales nunca llegan a sus destinatarios, con lo cual da que pensar el seguir apoyando a esta clase de sindicatos vendidos, subvencionados y ladrones que los trabajadores tenemos la mala suerte de tener y de mantener indirectamente con nuestros impuestos. Muchas veces me he preguntado el por qué no viven de las cuotas de sus afiliados, aunque muchas veces la respuesta me la he dado también, porque simplemente no existirían. Hacen falta, pero no funcionando así. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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