viernes, 23 de noviembre de 2018

Sálvame de Jorge

Que Jorge Javier Vázquez es un sectario se puede comprobar en la mayoría de los programas en los que participa porque directamente pretende estafar y adoctrinar a sus espectadores. Pretende hacerlo porque lo que no espera un espectador de, por ejemplo, Sálvame, es encontrarse con una arenga política de su presentador. Eso es lo que hace Jorge Javier Vázquez en sus programas de una forma casi continua. Lo mismo sucede con la columna que escribe Vázquez en una revista de papel cuché. Quien espere que hable de la Pantoja, de Matamoros o de Isabel Preysler se puede encontrar con la sorpresa, más que habitual, de que lo haga para defender a su idolatrado Pedro Sánchez. En su última columna de esa revista en la que escribe, la forma de defender al mentiroso okupa de La Moncloa es cuanto menos indignante. Sus mentiras las califica de rectificaciones, llegando a calificar sus continuos cambios de opinión como una gran virtud. Me pregunto qué habría dicho si esas mentiras hubieran sido pronunciadas por un líder del PP. Rectificar es de sabios, mentir es de miserables y ser serviles es de mediocres, querido Vázquez. Pero tras esto viene lo increíble, cuando se refiere a los restos de Franco, a Pablo Casado, a Albert Rivera y sus votantes. Este hombre, que va por la vida de transigente, aplaude con entusiasmo el asunto de la exhumación de los restos de Franco porque dice que eso provocará que muchos se retraten ideológicamente. ¿Y a él qué más le da? ¿No es tan transigente?, es lo que yo me pregunto. Cuando se refiere a Casado y Rivera, dice de ellos que no entiende como siendo tan jóvenes se mueven por la vida con unos discursos tan antiguos. Moderno es lo que él piense, claro, todo lo demás es antiguo como buen chico progre y de izquierdas como es él. Este chico tiene un problema serio con la edad, lleva fatal que cada año que pasa es un año más viejo y no lo tiene asumido. Su obsesión por lo moderno y lo viejo delatan un claro complejo, lleva fatal lo de hacerse viejo. Pero lo peor llega cuando dice que todo esto lo hacen, tanto Casado como Rivera, para captar los votos de los intransigentes. ¿Intransigentes?. Lo que yo creo, es que el intransigente es él que detesta a todo aquel que no vote lo que a él le gusta. Y después es el mismo el que habla de los demás con los que no comulga ideológicamente como sabelotodo rial. Un poco más de prudencia y un poco menos de soberbia es lo que le haría falta a este chico. Pero porque es tan progre, y tan de todo, este personaje es lo que tenemos que aguantar en una cadena que no la aguanta nadie o casi nadie por los programas basura que hacen sin que se les caiga la cara de vergüenza por emitirlos. Es lo que tenemos en esta España de pandereta. En fin. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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