martes, 17 de noviembre de 2020

El negocio sanitario

Que las obras en este país son un negocio para muchos implicados, eso lo sabíamos. Que la sanidad española también es un negocio, pues casi también lo sabíamos, pero lo que está ocurriendo con ese nuevo hospital que se está construyendo en Madrid cuando esta Comunidad Autónoma dispone de 2.450 camas hospitalarias menos por las plantas cerradas, es para flipar en colores o para intentar entender el porqué de algunas cosas y de ciertos movimientos. Y es que en el fondo del asunto hay negocios con fondos buitre que se llevan miles de euros en este negocio sanitario, los cuales untaran bastante bien a los responsables de esa sanidad. La sanidad en nuestro país, está en manos de las consejerías de sanidad, o eso es la teoría, las cuales derivan muchas veces a hospitales o centros médicos privados algunas pruebas para no saturar mucho el sistema, ya de por sí saturado. Sin embargo, el modelo de gestión de los hospitales madrileños se basa en la opacidad y en unos contratos hipoteca, en los que empresas privadas reciben grandes beneficios a cambio de gestionar la sanidad. Ninguno de los nueve hospitales públicos que se inauguraron en Madrid desde que Esperanza Aguirre se convirtiera en presidenta son cien por cien públicos. El gobierno autonómico ni gestiona toda o parte de la actividad que se desarrolla en estos centros, ni mucho menos se ha encargado de su construcción. El modelo implantado por Esperanza Aguirre es un sistema en el que diferentes constructoras, empresas sanitarias, bancos, fondos buitre e inmobiliarias son las encargadas de gestionar los hospitales a cambio de un canon anual que Madrid paga a estas empresas. Cuando se cumpla el contrato, cuya vigencia es de décadas, los hospitales pasarán a ser de la Comunidad. En estas fórmulas de concesión privada se basan dos sistemas: por un lado el sistema PFI (siglas de iniciativa de financiación privada) en el que las empresas privadas se encargan de todo menos de la asistencia sanitaria, realizada por funcionarios, y por ende, dependiente de la Administración Madrileña; y por otro, el modelo PPP (partenariado público-privado) en el que absolutamente todo depende del sector privado. La Administración madrileña paga por unos servicios que realiza una empresa privada. El cambio en el accionariado de los hospitales y el constante movimiento de las acciones, nombres y empresas que se encargan de gestionar la sanidad en los hospitales del milagro Aguirre hace difícil poder explicar y descubrir quién se encuentra detrás de cada infraestructura. Pero, por poner un ejemplo, Carpio, ahora conocido como IDC Salud, gestionó en 2012 la atención hospitalaria de unos 800.000 madrileños el estar detrás del concierto en la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital Infanta Elena de Valdemoro, Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles y Hospital de Collado Villalba. Pero no hay sopa Hispana sin pelo dentro, y estos trapicheos existen nexos con la Gürtel, como no. Y ahora díganme ustedes, en manos de quién estamos, y si merece la pena preocuparse por lo que ocurre en este país. En fin. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

Compártelo:

Bookmark and Share

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentame que te parece