jueves, 19 de diciembre de 2019

Perdonando

Hace poco estuve en Valencia. Se lo pueden tomar ustedes como una chulería por mi parte como otra cualquiera. Iba caminando cuando me topé con un bar como los de toda la vida, como dios manda, con sus albañiles, sus moscas y sus borrachos de plantilla. No pude contener esa satisfacción de entrar en él y tomarme un carajillo. Una vez dentro, me encontré con que había varios periódicos, tanto en valenciano como en español. Cogí uno, para acompañar el carajillo, aun sabiendo que en este país corrupto leer un periódico es literalmente echar la pota, y ese día no fue una excepción. Resulta, que Ximo Puig tiene 210 acciones, o lo que es lo mismo, el 1,2% del capital, o lo que es lo mismo 177.886€, en la empresa Promociones Culturales, S.A (de aquí en adelante Pecsa), propietaria de El Periódico Mediterráneo. Hasta aquí todo correcto o todo legal. El problema viene cuando Ximo Puig utiliza dinero público para fines que no son públicos, es decir, desviarlo para otros asuntos un poco turbios o como mínimo nada claros. Resulta, que el PP ha puesto en manos de las autoridades, esa utilización un tanto turbia de dinero público, ya que según ese partido, Ximo Puig participó en la votación que perdonó 1.3M de € públicos al diario del que es socio, o sea, El Periódico Mediterráneo, que casualmente estaba encima de la barra del bar en el cual me estaba tomando el carajillo. Cosas de la vida. Es repugnante como en esta España deliciosa en la que vivo, no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí los conocemos a todos. Un infeliz país donde la gente puede verse obligada a cerrar tienda o negocio por equivocarse en su gestión, pero donde ningún banco ni banquero, ni político, que llevan años equivocándose en la gestión irresponsable de un dinero que ni siquiera es suyo, pagan el precio de sus errores. Nunca. Y eso es lo que le ha pasado a Ximo Puig, en teoría y siempre presuntamente. Mires donde mires, vayas donde vayas, nuestra chusma política siempre haciendo de las suyas, siempre robando, siempre mirando por su bienestar con el dinero de los demás, siempre intentando joder al ciudadano, sea de la manera que sea, por tal de no soltar el puesto, ni aunque le echemos aceite hirviendo. Esta es la auténtica lacra de España, gentuza de esta calaña que hunde un país sin que los ciudadanos hagamos nada para evitarlo, y así ellos pueden seguir haciendo y deshaciendo a su antojo, ya que no tienen a nadie enfrente que los frene. Y eso es lo peor que puede pasar, porque una sociedad que no se moviliza, una sociedad que no defiende lo que es suyo, hace que estos animales de bellota con corbata, sean la lacra que es. Lamentable, pero así es. España, año 2019. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 


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