viernes, 15 de noviembre de 2019

Bardem

Cuando se empieza a tener mucho dinero algunas personas se endiosan, se hacen activistas, dan consejos a los ciudadanos de su país, aunque muchos de esos ciudadanos no piensen como ellos, no viven en su país, sino en otros en donde ellos pasan desapercibidos porque allí no son nadie y lo peor de todo, no pagan impuestos o intentan pagar lo mínimo con sus triquiñuelas fiscales que sus asesores les preparan a imagen y semejanza de este tipo dioses terrenales. Uno de esos casos es del conocido actor Javier Bardem, que tiene todo lo descrito anteriormente, y muchas cosas más que ahora no vienen a cuento. Resulta que el Supremo sanciona con 151.000€ a esta persona endiosada por infracciones tributarias leves derivadas de la liquidación del IRPF de los ejercicios 2006 y 2007 cometidas por la sociedad Pinguin Films, S.L de la que era socio y administrador único. Como siempre pasa, Bardem recibió remuneración de la sociedad Pinguin Films, S.L, por los servicios prestados como actor. Es decir, creó una sociedad para manejar sus ingresos, algo habitual entre esta gentuza defraudadora y así poder evitar el pago a Hacienda de las cantidades que les correspondía pagar. ¿Y por qué el Tribunal Supremo? Se preguntarán ustedes. Porque resulta que el tal Bardem recurrió la sanción que le puso un tribunal de Madrid al no hacer frente al pago que Hacienda desde un primer momento le reclamaba. Se enzarzó en una pelea judicial con la Agencia Tributaria que ha terminado en esta sentencia. Por eso el dios Bardem no vive en España, porque creía qué viviendo lejos, muy lejos evitaría estos pagos. Pero al venir a hacer trabajillos aquí, a la piel de toro, pues esos pagos tributan en España, cosa que su asesor se le pasaría por alto, hasta que Hacienda se coscó del asunto y fue goteante el colmillo de sangre a por él, hasta que al final lo ha cogido. Bardem, esa saga que tuvo que cerrar su restaurante la Bardemcilla en pleno corazón de Chueca por no pagar a sus empleados o por no darles lo que les correspondía. Bardem, esa saga activista y de izquierdas que le apesta o le da vergüenza vivir en España, aunque luego chupen del bote del gobierno con subvenciones y beneficios varios. Bardem, esos que se creen dioses. Bardem, los norteamericanos. Para mí personalmente son unos actores mediocres, de los más malillos que te puedas encontrar en cualquier cartelera un viernes por la noche, porque no llegan a la altura que hay que tener para hacer ese trabajo de cine y de teatro. Eso sí, como activistas de cualquier causa que sea de derechas, para eso son impecables, aunque la causa sea buena para el resto de ciudadanos. Bardem, ese clan. Bardem, que más decir de ellos que no se sepa ya, porque al pájaro se le conoce por la cagada, y estos han hecho muchas, empezando por no pagar los impuestos correspondientes. Si el gobierno sigue así persiguiéndolos, jamás regresarán. Fíjate tú. España, año 2019. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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