martes, 14 de noviembre de 2017

Boicot alimentario

Voy como cada mañana a desayunar al bar de mi amigo Pacorro. Se lo pueden tomar como una chulería por mi parte como otra cualquiera. En su bar, uno de los de toda la vida, con sus albañiles, sus parroquianos de plantilla y sus moscas, hay también wifi y la prensa diaria para que sus visitantes aparte de irse bien desayunados, se vayan también bien informados. Pero cabe recordar, que en esta España de pandereta abrir un periódico tiene su lado colateral, que no es otro que echar la pota. Pues bien, en uno de esos periódicos me encontré con esta noticia que me dejó patidefuá pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deja ser súbdito español. La noticia decía así: “EL 23% DE LOS ESPAÑOLES RECONOCE HACER BOICOT A LOS PRODUCTOS CATALANES”. Y continuaba así: “EN EL CASO DE QUE CATALUÑA HUBIESE ACCEDIDO A LA INDEPENDENCIA (cosa ya poco probable, pero recuerden que el 21D hay elecciones) EL 49’1% DE LOS CONSUMIDORES ESPAÑOLES, SIN CONTAR A LOS CATALANES, DEJARÍA DE COMPRAR PRODUCTOS DE ESA COMUNIDAD”. Y hace unos 20 días, el personaje ahora preso, el tal Junqueras, decía que la independencia no iba a hacer mella en la economía de Cataluña. Menos mal que este visionario está encarcelado, que sino…… Pero según muchos analistas económicos, al hacer boicot a los productos catalanes o a cualquier producto es un error, porque Cuando las ventas de una compañía se reducen, no solo salen perdiendo los propietarios de esa empresa, sino también todos los otros agentes económicos que se relacionan con ella, en especial trabajadores y proveedores que siempre son los más perjudicados en cuanto los números de la empresa empiezan a ir mal. Aunque también es cierto, que los boicots son instrumentos de presión social perfectamente legítimos y muy preferibles a las regulaciones e intervenciones coactivas de los estados. No hay que olvidar, que los consumidores somos soberanos en el mercado y que, por consiguiente, somos nosotros quienes decidimos qué comprar y qué no comprar. Y en esa decisión tan personal no tenemos por qué tomar únicamente en consideración el precio y la calidad de los productos: otras circunstancias, como la nacionalidad o el compromiso social de la empresa, pueden terminar influyéndonos, cosa que le está pasando a los productos catalanes por culpa de los payasos independentistas. Como se puede observar no es bueno hacer boicot a los productos catalanes. Yo personalmente no voy a dejar de tomar Cola Cao, entre otras muchas marcas catalanas por el simple hecho de que hay gobernantes independentistas, en su mayoría analfabetos sin estudios, que quieran eso para una minoría o al menos no mayoritario. Pero en fin, es lo que tenemos. Personalmente mi Cola Cao matutino no me lo quita ni dios, porque está riquísimo. Cuando lo hagan malísimo, entonces dejare de tomarlo. He dicho. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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