viernes, 4 de marzo de 2022

Que vayan ellos

Hace unas semanas, cuando ya sonaban tambores de guerra, leí en un artículo titulado “Españistan en la OTAN” el sinsentido de pertenecer a esa organización que no sirve para nada, la cual mucho nos pide y nada nos ofrece. El chulo del club ya ha dicho que, ni borracho, mandará tropas a Ucrania. Claro, lo que no nos dice es que esta guerra la urdió EEUU, no para meterse ellos, sino para destruir Europa. Europa y Rusia son rivales económicos de EEUU, y ¿qué mejor que enzarzarlos a todos? A río revuelto, ganancia de pescadores. Y nuestro monigote particular, al que nadie hace caso, con el que nadie cuenta para nada que no sea reírse de él y con él, de nombre ZPedro que además de todo lo anterior es muy obediente, se pone manos a la obra, y ahí sale la portavoz del Desgobierno a ofrecer nuestras tropas a la OTAN, para que hagan lo que no van a hacer los yanquis. ¿Y qué hace la oposición? Pues lo de siempre. Iguala la apuesta y la sube, como con las restricciones de la pandemia, demostrando a los más ingenuos que son el mismo perro con distinto collar (cada vez menos distinto, como estamos viendo). Pero ¡almas de cántaro!, ¿qué van a hacer nuestros guripas en ese avispero?. Pues lo que ya lo están haciendo: el ridículo. Los transportes acorazados M-113, en los que llevamos morteros para asustar a los rusos desde Letonia, para quien no lo sepa, son de la guerra del Vietnam. Sólo son respetables por su ancianidad. Esto es lo que ofrece Españistan para enfrentarse a los incontestables medios de guerra atómica y electrónica de Rusia, que ya hace tiempo demostraron que inutilizan las tecnologías más avanzadas. Nuestros barcos y aviones, frente a estas armas, quedan absolutamente indefensos. Lo mejor que podemos hacer es mirar para otro lado, y que el yanqui resuelva los problemas que él mismo causó, poniendo un títere suyo en Ucrania en 2014, en cuyas corruptelas, por cierto, está muy mezclado Hunter Bien, el hijo del chulo. Para quitarnos esas nefastas aficiones a las batallitas, recordemos lo que decía un profesional de la guerra, como Arthur Wesley, Duque de Wellington: “salvo una batalla perdida, no hay nada tan triste como una batalla ganada”. Por eso, si nuestro gobierno y su leal oposición quieren jugar a las batallas perdidas ¡que vayan ellos! Y que nos dejen vivir en paz. España, año 2022. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

Compártelo:

Bookmark and Share

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentame que te parece