martes, 22 de marzo de 2022

Aún sentados

A pesar de todo lo que está cayendo, nuestro insufrible presidente del gobierno sigue siendo esa persona tan interesante (y votado, ojo) entre todos los moñas que hacen política en España. Un cínico sin escrúpulos, sin honor, capaz de robarle las herraduras a un caballo al galope. Y de esa forma, asisto fascinado a su (nuestra) carrera hacia el abismo. Y una vez más lo vuelve hacer, y Sánchez vuelve a mostrar su absoluta desvergüenza, esta vez con los transportistas. Que el tipo que tenemos en el gobierno es lo peor, como persona y como político, es algo que cada día que pasa nos queda a todos más claro, sabiéndolo desde el primer día en el que pisó la Moncloa. Pero el extremo al que está llegando, tanto él como su gobierno, desde que se convocó la más que justificada huelga de transportes es ya absolutamente indecente. Y es que, el gobierno de la gente, en lugar de dar soluciones a personas que se están jugando el pan de sus hijos, les descalifican y les insultan. Que si extrema derecha, que si fascistas, delincuentes y mil cosas más. Y no solo eso, han movilizado a decenas de miles de policías para que parezca que es gente violenta, sin serlo. Un claro ejemplo es este, en el cual se ve cómo los camioneros piden explicaciones a la Guardia Civil por su comportamiento, ya que no han hecho nada y les acosan con los antidisturbios. Y además de insultarles y acusarles de algo que no han hecho, de ser violentos, ni siquiera se dignan a escuchar sus reivindicaciones. Y eso en lo que respecta al gobierno, sindicatos y patronales regadas con dinero público están demostrando ser, tan solo, otros sicarios del gobierno. Pero después está lo de Sánchez, que ni conoce la decencia, ni la conocerá en su vida. En unas declaraciones asquerosas, va el tipo y, haciendo como que entiende a los huelguistas, lanza la puya de que están actuando en algunas ocasiones de forma violenta. A lo mejor el presimiente piensa que todos hemos nacido ayer y que no sabemos lo que pretende, que no es otra cosa que lanzar ese mensaje para que cale en una sociedad grafenada que cada vez tiene menos sentido común y criterio propio. Un desastre lo que hay. Pero, yo no sufro lo que llevo vivido, sino lo que me queda por vivir, y la verdad que me hecho a temblar viendo el panorama que se avecina de levantamiento social, de mal ambiente y todo producido o provocado o por no saber gestionar nada de lo que ocurre, por parte del gobierno de la gente, este gobierno que venía a solucionarlo todo, a sentar a los accionistas de las eléctricas para ponerles las cosas claras, y todo lo que sabemos que han dicho y que no han cumplido, pero que aún siguen sentados en su sillón. España, año 2022. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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