viernes, 5 de marzo de 2021

De nuevo, untados

Juro a ustedes por el cetro del dios Pichimichi que lo que voy a contar es cierto. Aunque comprendería que dudasen, porque en un país normal, algo así sería imposible. Pero recuerden que éste no es un país normal, sino España, un lugar donde todo disparate, por gordo que sea, tiene su asiento, y donde por poner un ejemplo clásico, una ardilla podría cruzar la Península saltando de gilipollas en gilipollas sin tocar el suelo. Ha sido abrir la boca por parte de estos gandules, y zas, el gobierno de turno se ha apresurado a cerrar bocas y a retirarlos a sus cubículos para que se queden quietecitos y calladitos. El Consejo de Ministros anuncio la semana pasada, la convocatoria (como si fuera una oposición por méritos) de subvenciones por importe de 13.883.890€ para las organizaciones sindicales (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por error televisivo) para 2021. El Gobierno de Pedro Sánchez descongela así el importe que mantenía hasta ahora heredado de su antecesor y le da un fuerte impulso de un 53%, ya que hasta el año pasado ascendía a 8.883.890€. Las subvenciones obedecen a la actividad sindical y se repartirán prácticamente entre UGT y CCOO en función de su representatividad, En las últimas elecciones sindicales CCOO quedó como la organización sindical mayoritaria en España. El desembolso anunciado tiene carácter anual y permanecía congelado desde 2013, cuando la crisis financiera generalizó los recortes en todas las áreas de la Administración. La pregunta es, ¿y ahora es que España está bien para soltar esa cantidad de dinero a unos gandules?. Se da la circunstancia de que la concesión se produce tras un intenso año de diálogo social que ha desembocado en sucesivos acuerdos firmados con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en quien los sindicatos han perdido cierta confianza a raíz de la subida frustrada del SMI el pasado mes de diciembre. Y mientras, en la España real, en la de todos los días, en esa España en la cual nuestra chusma política y sindical no se atreve a adentrarse a solucionar nada, siguen miles de ERTES sin pagar, autónomos asfixiados, negocios cerrados, cada vez más trabajadores parados (a los cuales el abandono por parte de estas organizaciones sindicales es más que evidente) y en las colas del hambre, sufren la dejadez de este bigobierno y de estos sindicatos desaparecidos. Pero para puteros, cocainómanos y marisqueros (de comer, ¿Eh?) haya todo este dineral, es ya el colmo de la desvergüenza. Pero ahí están, riéndose de todo currante que se precie. Entonces, ¿sindicatos para qué?. En fin, así nos va. España, año 2021. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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