domingo, 8 de enero de 2017

¿Por esto sí?

Yo con las cosas que pasan en este país y la manera de solucionar esas cosas tan a la española, que quieren que les diga, no paro de flipar. O sea, políticos ladrones, políticos que chorizan y se enriquecen delante de los morros de sus jefes de partido, y ahora resulta que por comprar en el top manta, lo destituyen iso facto. La verdad que esto me lo cuenta alguien y no me lo creo. Pero tengo la desgracia de vivir en España, y eso es un matiz a tener en cuenta cuando a uno le cuentan ciertas cosas en la barra de cualquier bar. 
Juro a ustedes por el cetro del dios Pichimichi que lo que voy a contar es cierto. Aunque comprendería que dudasen, porque en un país normal, algo así sería imposible. Pero recuerden que éste no es un país normal, sino España, un lugar donde todo disparate, por gordo que sea, tiene su asiento, y donde por poner un ejemplo clásico, una ardilla podría cruzar la Península saltando de gilipollas en gilipollas sin tocar el suelo. Como les contaba me contaron esa noticia, y cuando llegué a casa encendí el ordenata y consulté, goteante el colmillo para ver si localizaba eso que me habían contado de la destitución del alguien del gobierno por comprar en el top manta. 
Efectivamente, ahí estaba la noticia, la cual decía así: “DESTITUIDO EL DELEGADO DEL GOBIERNO DE EUSKADI TRAS SER PILLADO COMPRANDO EN EL TOP MANTA”. Vaya, a este caballero conocido como Carlos Urquijo se le acabó la suerte, mientras a muchos compañeros de su partido el PP sin ir más lejos, no les han hecho nada por robar a los ciudadanos mientras ocupaban cargos públicos y siguen ocupando. Pero en fin, pardillos hay en todos lados. 
En una reforma del Código Penal aprobada en el 2015 el Gobierno de su partido, el PP, tipificó la venta ambulante de productos falsificados como un delito, penado con entre seis meses y dos años de cárcel. Para el comprador, en este caso Urquijo, el Código Penal prevé multas que oscilan en función de la ordenanza de cada municipio, como no. Pese a ello, al ser pillado in fraganti el tal Urquijo reprochó al diario vasco Deia que publicara un hecho que enmarcó en la esfera de su vida privada. Según ha manifestado, se encontraba con su familia y no actuando como delegado del Gobierno, por lo que estimó que sacar a la luz esa noticia implicaba atacarle políticamente. Toma del frasco, Carrasco. 
Cada uno en su vida privada puede hacer lo que quiera, pero hay líneas que estos políticos deben entender que no deben pasar y menos públicamente, como comprar cosas ilegales, irse de putas, tomar cocaína, no pagar en los súper, etc, etc, ya que la ley es igual para todos (yo tengo mis dudas al respecto, pero eso es otro cantar), le guste o no le guste al señor Urquijo, porque si también tuvieran privilegios en esos ámbitos, ¿qué ejemplo darían al resto de los españoles?. Ya me contarán ustedes. Porca miseria. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida.


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