lunes, 4 de abril de 2022

No pasa nada

Será porque vivo en España y tarde o temprano tenía que ocurrir, ya que la política española es como construir una urbanización en una cañada, ya que algún día bajará el agua por ahí, aunque tarde siglos, bajará y se lo llevará todo. Pero parece ser que los políticos españoles son la raza más inmortal y destructora que existe. Inmortal, porque llevan años peleándose entre ellos, y ahí siguen, vivitos y coleando. Y destructora, porque todo lo que tocan lo destruyen sin piedad, mientras que no le saquen provecho personal al asunto Viendo la evolución que está teniendo gran parte de la sociedad española, sobre todo en estos dos últimos años, no podemos evitar preguntarnos qué es lo que le pasa a la gente. Hemos llegado a un extremo en el que los abusos de poder, las mentiras y el robo a mano armada se han convertido en la principal forma de actuar de un estado cada vez más bolivariano (el sueño de los socios de este bigobierno) y descarado. Pero, sorprendentemente, a pesar de las continuas injusticias y la falta total de disimulo, aquí no pasa nada. La mayoría de la gente ni se inmuta, no se sorprende, ni siquiera se enfada y asiste al espectáculo como si fueran vacas viendo pasar un tren. Es como si no les fuera, ni les viniera cuando el futuro inmediato que nos espera es de una oscuridad nunca antes vista, negro tizón. Hasta en tres ocasiones, el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucionales las medidas adoptadas por un gobierno al que, a pesar de todo ello, no le ha pasado nada. Nadie le ha pedido explicaciones, nadie ha salido a la calle a protestar, nadie se ha inmutado. Mucho menos esa mal llamada oposición que, lo único que está haciendo es tirar de arengas ya desgastadas y de una bandera nacional que, cada vez es más evidente, solo les sirve para tirar de esa parte de la población que les interesa. Y, aun así, nos quieren hacer creer que vivimos en una democracia. Nos cuentan que esto es una democracia demostrando que, o nos están mintiendo, o su concepto de democracia nada tiene que ver con el que tenemos algunos. Y no nos vamos demasiado lejos en el tiempo, solo a estos dos últimos años. Y en España, o como se llame esta descojonación de Espronceda en la que habitamos, la cultura, la memoria y la vergüenza torera siempre fueron los primeros rehenes a ejecutar por parte de los golfos, los fanáticos, los idiotas y los indiferentes. Las prioridades (léase clase política y su propio estado del bienestar) son las prioridades. Y eso lo vemos todos los días. Es una vergüenza, pero es lo que está pasando en este país conocido como España, porque de alguna manera hay que llamarlo. En fin, que dios nos pille confesados. España, año 2022. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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