martes, 19 de octubre de 2021

Sorpresa

La nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo Por mucho que a estos politicuchos que mantenemos se les llene la boca de consenso, democracia, instituciones y patochadas por el estilo, tristemente, cada vez nos damos más cuenta de que todos son iguales y están ahí para perpetuarse viviendo de lo público y llevándoselo caliente en un mano a mano bochornoso. Y eso se nota con noticias como la que se produjo la semana pasada: El PP y el Gobierno han llegado a un acuerdo para renovar el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo y la Agencia de Protección de Datos. Qué sorpresa, ¿no? Cuando peor está Sánchez y este gobierno, el PP acude rápidamente al rescate. Una cursilería low cost con toques de confucianismo de bazar que, si el espectador supera los primeros momentos de vergüenza ajena, puede degenerar en ternura. Tras las sentencias dictadas por parte del Tribunal Constitucional sobre los dos estados de alarma, cuando más acorralado se encuentra Sánchez, cuando se dan cuenta que vaya donde vaya recibe silbidos y abucheos, acude rápidamente el PP de Casado a echarle una mano. ¿Lo ven ustedes casual? Porque nosotros no lo vemos nada casual. Todo esto tiene pinta de que, con elecciones o sin ellas, se van a juntar los dos partidos en un futuro no demasiado lejano para que ya no les apee nadie del gobierno. Tengan en cuenta, además, que la situación para los podemitas que ahora sujetan a Sánchez en el gobierno la cosa se está poniendo complicada con lo que está sacando El Pollo Carvajal a la luz. Ya está mostrando pruebas documentales de la financiación recibida por los podemitas del gobierno chavista de Venezuela. Júntenlo todo, mézclenlo y se darán cuenta de que lo que está haciendo el PP es salir al rescate. Ni los unos, ni los otros engañan ya a casi nadie. Por eso, en esta España no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí los conocemos a todos. Un infeliz país donde la gente puede verse obligada a cerrar tienda o negocio por equivocarse en su gestión, pero donde ningún banco ni banquero, ni político, que llevan años equivocándose en la gestión irresponsable de un dinero que ni siquiera es suyo, pagan el precio de sus errores. Nunca. En fin es lo que tenemos, camaradería delante de nuestros morros, aunque luego se lleven a matar. España, año 2021. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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