martes, 10 de octubre de 2017

¿Costumbre?

Que una democracia de cuarenta años en uno de los países con más larga historia en Europa se vea en la que nos vemos, me llevan los diablos con la podredumbre moral de una clase política capaz de prevaricar de todo, de demolerlo todo con tal de mantenerse en el poder aunque sea con respiración asistida. De esa panda de charlatanes, fanáticos, catetos y a veces ladrones –con corbata o sin ella–, dueña de una España estupefacta, clientelar o cómplice. De una feria de pícaros y cortabolsas que las nuevas formaciones políticas no regeneran, sino alientan. Pero resulta que algunas cosas no sólo pasan aquí en este país de pandereta conocido como España porque de alguna manera hay que llamarlo, sino que hay casos excepcionales en otros países y eso me da ya un cierto alivio. Pasó en Inglaterra con el referéndum del Brexit, el cual el dirigente político que lo promovió por sus santos cojones, la cagó y despareció del panorama político inglés. Pero España es el ganador en estos menesteres. Sólo hace falta coger un libro de historia (que sea veraz y fiel a la historia de España) y leer desde la transición hasta el día de hoy para saber de lo que les hablo. Políticos golfos que hicieron destrozos a nuestro país y que a día de hoy están desaparecidos en combate pero manteniendo sus buenas pagas, sus buenos escoltas y todo lo que ley les dice que tienen que tener. Pero el chorreo no acaba aquí, qué más quisiéramos nosotros, los sufridos españoles. Hay otro político en puertas de hacer eso, es decir, destrozar, dividir y arruinar una comunidad autónoma por su cabezonería, analfabetismo y por ser marioneta de cuatro flipaos que les dice lo que tiene que hacer y cuando tiene que hacerlo. Éste personaje pillará pies en polvorosa en cuanto vea las orejas del lobo asomar o ya asomadas, y entonces dejará el marrón al que venga. Pues bien, resulta que leyendo un periódico por internet, leí una noticia que me dejó patidefuá pese al escaso margen de sorpresa que a uno le deja ser súbdito español resulta cuenta que Carles Puigdemont estaría valorando irse a Rumanía, el país del que es su mujer, en función de cómo vea las cosas en Cataluña en los próximos años. El presidente de la Generalitat habría contado esto a sus allegados en relación con toda la locura que ha montado él y su tropa de costaleros en Cataluña. ¿Entienden ahora de lo que les hablo?. Parece costumbre en los políticos hacer estas cosas. Pero si de verdad hubiera una justicia en condiciones, una justicia de verdad, una justicia que aplicara la ley a todas las personas por igual, independientemente del cargo u oficio que tuvieran, entonces creo a pie juntillas que estas cosas no pasarían. Pero resulta que hay un justicia politizada y conchabada muchas veces con las fuerzas políticas y es ahí precisamente en donde se encuentra el problema. Por eso lo diario se convierte en costumbre, porque no hay nada que los pare. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida.

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