domingo, 15 de febrero de 2015

Traiciones sindicales

Ha tenido que ser el testimonio de un antiguo dirigente minero sindical (no se rían por dios, en España todavía existen estos parásitos sociales aunque ustedes no los vean ni por erro televisivo) de UGT el que ha desvelado ante la Fiscalía Anticorrupción los tejemanejes del histórico sindicalista Fernández Villa. El testimonio de este ex dirigente, apunta en una doble dirección. Por un lado, el exlíder del SOMA (Fernández Villa) habría recibido hasta 450.000€ de la empresa pública Hunosa durante los años en que ejerció como máximo responsable del sindicato de mineros. La otra vía de financiación apunta hacia los fondos que gestionaba la Fundación Infide, de la que el propio Villa fue presidente. En total, el caradura del sindicalista se habría embolsado la cantidad de 1’4M de € para aumentar su patrimonio personal, como siempre pasa en este asqueroso país de pacotilla en el que vivimos. 
El que ha revelado este mangoneo ha sido otro ex sindicalista y enemigo político del presunto mangante, el conocido como Antón Saavedra, que vaya a usted a saber por qué lo ha hecho, aunque conociendo el panorama sindical español, la verdad no hace falta mucho reventar el cerebro para llegar a ciertas conclusiones. Una por ejemplo puede ser por envidia, otra puede ser por la ambición de poder que tenía el presunto mangante y que el delator nunca conseguiría llegar a tener poder sino quitaba al chorizo de turno, otra puede ser su aberración hacia el mangante, y así podíamos podría llegar a miles de conclusiones. El caso, es que lo ha traicionado y por él se sabe todos los trapicheos y el miedo que tenía impuesto este cacique sindical en sus dominios. 
Podemos ver también que en todos sitios se cuecen habas, y cuando el sindicalismo se rodea de gente de esta calaña es mejor plegar velas y salir por patas del lugar. Pero no, el cacique sindical conocido como Fernández Villa, manejo con mano de hierro la federación sindical que el tenía bajo su mano, y por supuesto se inflo los bolsillos sin que nadie lo evitara. Cándido Méndez, seguramente no sabrá nada del asunto, lo mismo que no sabe nada de los ERES en Andalucía. Al estar en Madrid, sólo se entera de lo que pasa en su despacho y poco más, y así vive más feliz que una perdiz. Pero tampoco hace nada para quitar de en medio a tanto golfo y por supuesto tampoco pone medios para evitar que estas cosas vuelvan a suceder. Él sólo se dedica a cobrar sus 110.000€ anuales y lo demás lo deja en manos del destino y de la suerte, y si pasa algo sólo tiene que alegar que él no sabe nada al respecto. Sindicalista a más no poder, como se puede ver. Porca miseria. Entonces, ¿sindicatos para qué?. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida.

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