viernes, 24 de abril de 2020

Tiene jardín

En España, o como se llame esta descojonación de Espronceda en la que habitamos, no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí los conocemos a todos. Y normalmente suelen estar metidos en ese circo de la Carrera de San Jerónimo, que vulgarmente es conocido como congreso de los diputados/as, haciendo como que trabajan para los ciudadanos de este infeliz país conocido como España porque de alguna manera hay que llamarlo. Pero no se confundan ustedes, ahí van a tirarse sus mierdas, a destapar las miserias del contrario y a demostrar muchas veces que son unos miserables cuando hablan desde sus butacones de piel, sin que se les caiga la cara de vergüenza. Uno de estos es el diputado Pablo Iglesias. Pienso ahora, viendo el panorama y al personaje, qué lejos queda aquel dirigente que prometía que si algún día llegaba a ser presidente o a tener un cargo importante en cualquier gobierno, le gustaría seguir viviendo en su piso de Vallecas. Pero alguna tecla se le ha tenido que encender en esa cabeza suya, porque el cambio de domicilio ha sido brutal y se ha olvidado de esas palabras como polvo que se lleva el viento. Pero siguiendo con esas cosas que decía cuando era un simple vecino de Vallecas, y ahora siendo vicepresidente de este gobierno o lo que sea esto que nos gobierna, y viviendo en un casoplón que más de uno no tendría ni en 8 vidas trabajando, se mofa de la situación. Y se mofo los otros días en sede parlamentaria cuando soltó esta frase lapidaria que decía: “TENGO MUCHA SUERTE DE TENER JARDÍN EN MI CASA”, para luego continuar diciendo con pena, como con lástima hacía los demás, que es consciente de que hay gente que no puede salir de sus pisos de 30, 40 ó 50 mts, como si esa gente tuviera la culpa de no poder permitirse el lujo de tener jardín en sus casas. Si este perro flauta pijo y comunista, hubiese dicho que él puede comer centollo, pero es consciente de que la gente no se lo puede permitir por su mísero sueldo, pues hubiese quedado igual de miserable. Hay que tener muy poca vergüenza y no tener moral política ni humana ninguna para decir esas barbaridades y más en sede parlamentaria. Pero lo más chocante, es que el presidente del gobierno no le ha rechistado ni le ha pedido rectificación ninguna a esas palabras y sobre todo, a esa falta de respeto hacia los ciudadanos españoles, que somos a fin de cuentas los que le pagamos el sueldo para que él pueda tener la suerte de tener jardín. Esta es en definitiva la altura de miras de nuestros políticos. Por eso, cuando uno ve a un animal de bellota, con corbata fosforito, sin ella o con lo que lleve, hablando sin tener la vergüenza de acordarse de a quién representa, uno se pregunta en manos de quién estamos. Pero la respuesta a esta pregunta es fácil de responder, o no, dependiendo de la complejidad que uno le quiera dar. Es fácil si uno le contesta que es un jeta y un sinvergüenza, y es compleja si se quiere argumentar, aunque sea complicado hacerlo. Vaya tela. Que mala suerte tenemos los españoles con esta clase política. En fin. España, año 2020. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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