martes, 12 de septiembre de 2017

Las colecciones inútiles

Como todos los años por estas fechas, la mayoría de los anuncios de la tele son de editoriales que nos abruman con sus colecciones. La colección de los coches en miniatura, la colección de los grandes filósofos, la colección de los políticos más mangantes que existen (esta colección es de mi cosecha, aunque ya me gustaría que fuera de verdad), la colección de cómo construir tu propio barco, etc, etc. En definitiva, colecciones que alguien empieza y que nadie o muy pocos terminan. Muchas veces me he preguntado el por qué las editoriales nos maltratan con tanta colección viviendo en un mundo digital como es el nuestro. Por qué las editoriales gastan recursos en unas colecciones que nadie va a terminar y por qué gastan dinero en algo que saben que nadie le va a sacar provecho. Ellos sabrán el motivo de estas colecciones y que beneficio le ven o le sacarán. Muchas veces pienso por qué estas editoriales no sacan colecciones de provecho enfocadas a los más jóvenes para ayudarlos en sus estudios, a prevenirlos de los problemas de internet y cosas así, y también colecciones enfocadas a adultos para intentar solucionar problemas de verdad, y no tanta gilipollez y tanta tontería inútil e inservible. Colecciones con libros de verdad, premios planeta o de otros galardones al módico precio de 1,99€, que es lo que vale el primer fascículo y luego subirlo a 4,99€ o a 9,99€ que es a lo que sube luego pasada el entusiasmo de la primera entrega. Pero me da a mí en la nariz, que estas editoriales no hacen eso por la sencilla razón que pierden pasta, es decir, no ganarían dinero y eso a fin de cuentas es el quid de la cuestión, porque cabe recordar que venden cultura sí, pero para obtener pingues beneficios al ser empresas mercantiles, que se deben a accionistas sin escrúpulos a los cuales les importa una mierda la cultura y la educación, como se puede apreciar cada año por estas fechas sacando estas colecciones. Por cierto, estas mismas editoriales son luego las que cada año y conchabados con el gobierno nos hacen cambiar de libros cada curso, ya que por el simple hecho de cambiar una coma en un texto o cambiar un párrafo, nos obligan a ello, es decir, a invertir en libros nuevos y a gastarnos un dineral en los mismos. Negocio y beneficio, ese es el lema de todas estas editoriales y no hay más. Por eso, cada vez que llegan estas fechas me parto el culo viendo las colecciones que sacan, viendo como sólo algunos las terminan y viendo como se frotan las manos con el pelotazo de los libros para los colegios, porque cada año veo más estas colecciones como una maniobra de despiste hacia los ciudadanos para no darnos cuenta del sablazo que nos espera con los libros de texto. Es una trama en toda regla. Pero en fin, que le vamos hacer. Es lo que hay, Maikel Naig. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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