domingo, 3 de julio de 2016

Ea, ea, la Infanta se cabrea

Vaya con la Infanta Elena. He descubierto que también es persona como nosotros. Y le he descubierto gracias a esta noticia que me llamo la atención mientras desayunaba en el bar de mi amigo Pacorro. 
Ésta noticia decía así: “LA INFANTA ELENA DE BORBÓN MANDA A LA MIERDA A LOS PERIODISTAS”, vaya, yo pensaba que el protocolo de esta gente prohibía decir cosas de este calado, pero veo que la paciencia tiene un límite, y como persona que es, su límite ha llegado. 
Esta salida de tono de la Infanta Elena, fue durante una entrega de premios en el circuito del RACE en Madrid, momento en el cual los periodistas aprovecharon la oportunidad para preguntarle a la hermana del rey Felipe VI sobre su ausencia en el funeral de Leandro de Borbón y sobre todo y lo que la cabreo de verdad, fue cuando le preguntaron por las salidas nocturnas de su hijo Froilán. Fue en ese momento cuando la Infanta Elena mando a la mierda a los periodistas, porque cabe recordar que es madre y al final, como cualquier madre, lo que puedan decir de sus hijos le afecta. Pero hay un pequeño matiz que hace que esta madre sea diferente a las demás, es INFANTA DE ESPAÑA y por lo tanto lo que haga es casi todo público. Y lo mismo le pasa a su hijo y a todo su entorno. Es el daño colateral que hay que pagar por vivir del cuento y del sudor de todos los españoles. 
Froilán no deja de ser su hijo, pero también es un joven no muy diferente a todos los demás, con sus pros y sus contras y eso es lo que llama la atención de la prensa, porque cualquier joven sale, baila se lía y hace locuras, pero Froilán debe de tener un comportamiento ejemplar por ser hija de quién es y sobrino de quién es. Pero a fin de cuentas no deja de ser un joven como otro cualquiera. 
Sino quieren ser perseguidos por la prensa, tienen la posibilidad de renunciar a todos los derechos que les otorga la Constitución y así poder vivir en el anonimato más absoluto y así su hijo se puede emborrachar y liarla parda como cualquier joven de su edad sin que la prensa esté encima de él como lo está ahora. Pero claro, renunciar a todo por una borrachera del hijo, pues no será un buen negocio para la Infanta Elena y para toda su prole, ya que si eso ocurriera tendría que trabajar (aunque sitios no le faltaría para hacerlo) y eso de doblar el espinazo para conseguir un sueldo, pues parece que no va con ella, ni con su ex el tal Jaime de Marichalar, que se está pegando la vida padre gracias a los privilegios que tiene. 
Es lo que le toca a la Infanta, aguantar los daños colaterales de tener ese título, y si su hijo está en el centro del huracán, pues que no lo traiga a España y así se evitara cabreos innecesarios, irritaciones innecesarias y castigar al niño sin salir por ser malo. Es lo que hay, Maikel Naig. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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