lunes, 21 de octubre de 2019

La lideresa abandonada

Como cada mañana, voy a desayunar al bar de mi amigo Pacorro. Se lo pueden tomar como una chulería por mi parte como otra cualquiera. Entro, me siento en el taburete, pido mis alimentos y cojo un periódico para pasar el rato, y sobre todo, para vomitar, viendo el espectáculo dantesco que se está dando en este bebedero de patos, que es nuestra golosa España. A parte de lo que está sucediendo en Cataluña, que hay y habrá matraca para rato, mientras duren las batallas campales nocturnas, suceden en España otras cosas, que sino fuera por el tema catalán, estarían a la orden del día en todos los medios de comunicación. Y llegados a este punto, y si me permiten la discreta chulería, les voy a colocar como se ha sentido la lideresa madrileña a la hora de ir a declarar como investigada en el caso Púnica. En este punto en concreto, les voy a aclarar que echo de menos a los periodistas de cierta cadena con el logotipo de un seis pintado en verde, y por supuesto, a sus colaboradores que bailan al son que les marca el presentador de ese programa y son los que ponen a caldo a la derecha española, y tienen tema para una semana. Pero en fin, la actualidad la marca Cataluña y ahí están. La soledad es eso que te encuentras cuando tienes que pasar por un mal trago. Y en ese contexto se encontró la lideresa madrileña, la conocida como Esperanza Aguirre, cuando este viernes tuvo que declarar en calidad de investigada en el marco del caso Púnica que instruye la Audiencia Nacional. Era la primera vez que la que fuera lideresa del Partido Popular acudía al tribunal como imputada, sobre la persona que durante meses estuvo a punto de convertirse en la sustituta natural de Mariano Rajoy al frente de la formación con sede en la calle Génova. Aquellos tiempos de gloria, sin embargo, parecen formar parte de la historia de otro planeta. A pesar de la cercanía física que existe entre el cuartel general de los populares y la Audiencia Nacional, ni un solo miembro del partido acudió a apoyar a la lideresa en su peor momento político. La soledad. Aguirre acudió acompañada exclusivamente por su abogado, Carlos Aguilar. Ni Pablo Casado ni Isabel Díaz Ayuso ni siquiera alcaldes, diputados o cargos intermedios de esos que por aquella época trataban de arrimarse a las faldas de la entonces lideresa han acudido a mostrar públicamente su cercanía con la que durante mucho tiempo fue su jefa. La soledad. La lideresa madrileña sólo ha estado apoyada por su familia y unos cuantos amigos. Estos últimos son los que le han ayudado a preparar su declaración, así como la estrategia que debía seguir la investigada ante los medios de comunicación, que por el momento se ha limitado a una pequeña declaración sin preguntas en la puerta de la Audiencia Nacional. La soledad. Es lo único que queda. España, año 2019. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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