Se acerca la semana de pasión. Esa semana en
la que todos parecemos muy devotos y muy religiosos aunque luego nos la traiga
al pario los santos, los curas, la iglesia y todo lo que representa. Pero en este
tiempo, tenemos que aparentar lo que no somos, no todos dios me libre, pero la
mayoría. No vamos casi nunca a la iglesia a rezar ni a ver a ningún santo, pero
si llueve el día en que tiene que procesionar entonces lloramos lágrimas de
cocodrilo mayormente por el qué dirán. Es lo que hay.
Queda menos de una semana para redimir
nuestras culpas y convertirnos a buenos ante los ojos del santo que sale en
procesión, porque así lo marca la norma de estos días en los que vamos a
entrar. La verdad que flipo con la actitud de muchas personas. Gente mala, con
mala fe, con mala leche y resulta que sale un santo y se vuelven más mansos que
un burro durante la semana de pasión y lloran lágrima tendida y se emocionan
cuando el santo sale de la iglesia. Pues fíjense que me trae al pario ese
comportamiento, porque cuando se pase esa semana, pues la cabra tira para el
monte y todo volverá a ser lo mismo.
Me disgustaría mucho que lloviera, ya que no
me podría tomar la birra en la terraza mientras pasa una procesión. Eso es lo
que realmente me jodería. Pero si llueve pues tan contento, porque me tomaré la
birra en el bar pero sin el ruido de los tambores y las trompetas que ya de por
sí son molestas.
Es lo que tiene la semana de pasión, mucho
tambor y mucha corneta para amenizar la velada procesional. Los extranjeros lo
flipan, pero los que somos de aquí pues ya pasamos un poco del tema, ya que
sabemos que todos los años es igual. ¿O no?.
Pero bueno, tomaremos cerveza mientras pasa
la procesión. Es parte de nuestra cultura, de nuestra España cañí que tenemos,
y contra esas costumbres no se puede luchar, aunque mucha gente en esta semana
demuestre que es más falsa que Judas. A disfrutar de la birra. Mientras aquí
estoy, viendo pasar la vida.