Un país en el cual los presos tienen todo gratis, y en un hospital hay que pagar por casi todo, dice mucho de ese país, de sus gobernantes y de todo el sistema que hay alrededor de los ciudadanos. En definitiva, es para hacérselo mirar.
Todo lo anterior viene a colación, por Jordi Cuixart, el líder de Ómnium Cultura, dice que promocionar el catalán es amor a la vida y a la ternura. Claro, será desde su punto de vista, que no es otro que el obcecamiento a eso, al catalán. Pero cuando está en la cárcel y ha sido juzgado, no es por amor a la vida y a la ternura, sino porque es un (casi) golpista.
Por supuesto, también desde la cárcel, Jordi Cuixart, es el creador del manifiesto CORRELLENGUA, que es un movimiento nacionalista que promueve la lengua catalana. Obcecado hasta las trancas, y todo esto desde la cárcel, les vuelvo a repetir y a reiterar.
Las entidades nacionalistas catalanas no olvidan a sus políticos presos y apuran todas las celebraciones para darles protagonismo. Así ocurrirá en la celebración de lo que promueve el Jordi, que comienza el próximo 6 de julio, y es simplemente una movilización que la Coordinadora de Asociaciones por la Lengua Catalana (CAL) pretende convertir en altavoz de solidaridad con los políticos y los líderes civiles que el Estado español mantiene encarcelados o que se encuentran exiliados en varios países europeos. Hay que decirles a estos indepes, que sí que son machacones con el tema, madre mía.
Cuixart, que escribe la proclama desde la celda 112 del módulo 10 de la prisión de Soto del Real, (hasta que sea trasladado) considera que el Correllengua es un acto de amor a la vida y a la ternura, como he dicho al principio del post.
Ni que decir tiene, que todo esto si le hace falta financiación, por supuesto saldrá de alguna consejería de la Generalidad de Cataluña, para que así se vea todo el apoyo institucional a la causa, y máxime cuando el monigote de Puigdemooort en Cataluña, el títere conocido como Joaquín Torra, lo hará posible sin que nadie desde el gobierno central le digan nada, ya que éstos y éstas se la cogen con papel de fumar ante estos casos. En fin, no va más.
Es una vergüenza que en España pasen estas cosas, pero es así. Es una vergüenza que personas cambien ciertas cosas democráticas por un puñado de apoyos para sentarse en el poder. Es de vergüenza que cuatro monigotes catalanes, sean el foco de atención día sí, día también de esta desdichada España, habiendo problemas más interesantes y más urgentes que resolver y analizar en las tertulias. Muchas veces pienso que tenemos lo que nos merecemos, y ya está. Es lo que hay, Maikel Naig. En fin. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida.
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