martes, 28 de mayo de 2019

El futuro de los ministros

En esta España de pandereta en la que vivimos, hay una cosa que se hace muy bien entre nuestra asquerosa casta política, que el hacer girar las puertas giratorias. Pero éstas tienen una doble vertiente. Una es la que opera en el campo de la empresa privada y la otra y quizás la más preocupante, es la que opera en el campo de la política. Los políticos, bien a nivel nacional, autonómico o municipal cuando cesan en sus mandatos, obviamente o se incorporan a la actividad privada que venían ejerciendo, o se colocan en empresas influyentes que les captan por sus contactos y relaciones. Esta última puerta giratoria puede ser censurada moralmente, pero no deja de ser completamente legal, porque desde el circo de la Carrera de San Jerónimo, es decir, desde el parlamento español para más señas, así lo han querido sus señorías haciendo esa ley a su medida. Sin más. Ahora bien, lo verdaderamente escandaloso, e inmoral y que deja aún más tocado de muerte nuestro estado de derecho y de credibilidad en el poder judicial, es el caso, de jueces y fiscales que dan el salto a la política y cuando cesan en sus mandatos, vuelven o regresan a la judicatura. En España, esta práctica indecente, se ha permitido y se sigue permitiendo con total impunidad, porque desde el circo de la Carrera de San Jerónimo, es decir, desde el parlamento español para más señas, así lo han querido sus señorías haciendo esa ley a su medida. Sin más. Podemos contar por decenas los casos, siendo el más significativo el del ex juez, condenado por prevaricación Baltasar Garzón. Pero ahora tres miembros del Gobierno de ZPedro pueden volver a la carrera judicial y fiscal. La Ministra de Justica, Dolores Delgado, a la Audiencia Nacional, como Fiscal. Margarita Robles, Ministra de Defensa, al Tribunal Supremo. Y por último el Ministro del Interior, Grande-Marlaska, al Consejo General del Poder Judicial. No quiero decir que, en su retorno a sus destinos originales, vayan a actuar de manera sectaria, en conflictos que pudieran conocer con imputados o investigados, rivales políticos, pero la pulcritud de los procedimientos, no debe dejar el más mínimo atisbo de imparcialidad, objetividad y transparencia. Esta indecente práctica conocida como puertas giratorias, debe ser erradicada con urgencia, si no queremos deteriorar aún más un sistema que tiene como máximo rechazo la falta de credibilidad de uno de los pilares básicos de nuestro sistema democrático, esto es, el Poder Judicial. Pero con este tipo de actuaciones, lo único que se consigue, es provocar dudas sobre esa justicia, ya de por sí tocada de muerte por sus sentencias significativas y por el control que los políticos ejercen a la hora de colocar a sus amiguetes en el Consejo General del Poder Judicial, con lo cual nos faltaba ahora este movimiento de puertas. Pero a ellos plin, lo que quieren es seguir mamando de la teta y con estas cosas lo consiguen. Es lo que tenemos, que no lo que nos merecemos. En fin. Mientras aquí estoy, viendo pasar la vida. 

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